La cifra alcanzada representa un valor máximo desde 1995 —cuando comenzaron a registrarse estos datos—.
Las industrias líderes son la petrolera, la automotriz y la metalurgia —con un peso del 29%, el 9,7% y el 8% sobre el volumen total—, según un estudio citado por el medio ruso Expert.
Uno de los impulsos más considerables a la innovación rusa fue la imposibilidad de las importaciones de algunos productos como consecuencia de las sanciones antirrusas, según opina el economista Nikita Kulikov. El experto añade que entre los años 2013 y 2016 la producción innovadora fue a la baja.
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El sector de los combustibles y de la energía de Rusia es uno de los mayores generadores de inversión, por lo tanto, es el que requiere más producción innovadora. Como el sector metalúrgico se orienta a la exportación, este último también tiene que invertir en tecnologías innovadoras para mantener la competitividad en el mercado internacional.
El experto afirma que la industria rusa debe desarrollar su cooperación con las compañías internacionales para participar en proyectos globales. Según Lapin, esto permitirá que el país duplique su producción innovadora en los próximos 5 o 7 años.