"Hasta el presente momento el ministerio no recibió por parte del Gobierno ruso ninguna notificación de suspensión de las carnes bovina y porcina brasileñas, sino apenas una notificación sobre la presencia de ractopamina", informaron las citadas fuentes.
Ante las informaciones prestadas por el Rosseljoznadzor el ministerio brasileño solicitó a las autoridades sanitarias rusas el envío de certificados del servicio de inspección y de los respectivos laudos de laboratorio que indiquen la presencia de este estimulante "para que se pueda hacer una investigación interna y consecuentemente las correcciones necesarias en caso positivo".
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Según el ministerio los documentos ya se entregaron a la embajada brasileña en Moscú, se están traduciendo y serán enviados a Brasil antes de este miércoles.
Al ser preguntado por este tema el ministro del ramo en Brasil, Blairo Maggi, descartó que el veto ruso equivalga a un "mercado cerrado" y minimizó el problema subrayando que sólo afecta a "tres o cuatro" empresas en cuyas carnes se detectó ractopamina.
En su opinión, si alguna empresa cometió fraude o no consiguió realizar correctamente los controles necesarios es competencia de las autoridades rusas hacer las observaciones pertinentes para que Brasil pueda realizar las "correcciones".
Este promotor del crecimiento está permitido en Brasil, pero prohibido en Rusia y en los países de la Unión Europea.
La reputación exterior del sector se vio afectada el pasado mes de marzo cuando la policía destapó una trama corrupta (la operación "Carne Fraca"), que permitió exportar carne adulterada, lo que provocó que decenas de países vetaran de forma temporal la carne brasileña.
Brasilia niega cualquier relación del actual episodio con aquel escándalo y resalta que la alerta levantada por Rusia es un procedimiento habitual cuando se fiscalizan los productos importados, según palabras del ministro.