"Al enterarlo directamente a usted de la gravedad de lo ocurrido, invocamos la intervención de las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad", escribió 'Timochenko' en una extensa carta pública a Guterres difundida este 17 de noviembre.
La JEP es considerada la médula del Acuerdo Final de Paz, pero la Corte la avaló con modificaciones, luego de lo cual el Senado la respaldó con cambios adicionales, entre ellos que ningún defensor de derechos humanos que haya abierto causas contra el Estado en los últimos cinco años pueda ser magistrado de la JEP.
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La FARC (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común) también considera que las modificaciones realizadas al Acuerdo son "el comienzo del fin" para la paz en Colombia, ya que habilita la posibilidad de que los exguerrilleros sean juzgados por la justicia ordinaria y ser extraditados, mientras que excluye a "los terceros civiles y a agentes del Estado no combatientes" sobre quienes pesan graves responsabilidades en el conflicto armado.
"Si bien es cierto que el fallo de la Corte habilita en términos generales la participación política de los excombatientes, introduce una serie de condicionalidades no previstas en el Acuerdo Final, cuyo incumplimiento en el fortuito caso de producirse, daría lugar a la pérdida de tratamientos especiales, beneficios, renuncias, derechos y garantías, según el caso", indicó Timochenko.
El exguerrillero también justificó la carta al funcionario en el hecho de que todos esos cambios no pudieron ser advertidos por el secretario general adjunto para Asuntos Políticos de la ONU, Jeffery Feltman, quien estuvo en Bogotá entre el lunes y martes, porque justamente se dieron luego de su partida.
Por último, Timochenko recordó que la propia ONU ha expresado preocupación por tres cuestiones claves: "el estado de la reincorporación de los miembros de las FARC, la situación de seguridad en las antiguas zonas de conflicto, y las incertidumbres legales para los miembros de las FARC, como resultado de las demoras en la aprobación de legislación clave en materia de participación política".
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La antigua guerrilla de las FARC dejó las armas y se convirtió en partido político de izquierda el 1 de septiembre, tras abandonar el nombre que la distinguió durante más de 50 años de lucha armada, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
A raíz del Acuerdo de Paz cerca de siete mil rebeldes se desmovilizaron y ahora varios de sus líderes aspiran a participar en política mediante el nuevo movimiento de izquierda.