El código procesal impide que descendientes, cónyuges, padres o hermanos denuncien o testifiquen a menos que el delito sea cometido en su contra o de otro con igual grado de parentesco. Para estos familiares, reunidos en la agrupación Historias desobedientes, la legislación perpetúa la orden de silencio con la que crecieron.
El padre de Pablo, Julio Verna, era médico encargado de sedar a los detenidos que arrojaban al agua en los llamados "vuelos de la muerte". Uno de los fundamentos para respaldar el anteproyecto se encuentra que la normativa viola los tratados internacionales firmados por Argentina.
El colectivo Historias Desobedientes se originó en 2016 durante el encuentro de dos descendientes de violadores a los derechos humanos. El relato de una de ellas, Analía Kalinec, quedó plasmado en un libro con testimonios de hijos de protagonistas de los años 70.
"[En 2016] hubo una reunión grande que paradójicamente cayó el día del padre. A partir de ese encuentro empezamos a reunirnos con más frecuencia, compartimos estas situaciones personales con muchas vivencias en común. Quedamos hermanados y surgieron ideas para llevar este dolor a la acción positiva", aseguró Pablo Verna.
Este año el fallo de la Corte Suprema de Justicia que habilitó la liberación antes de tiempo de un grupo de represores motivó más acercamientos y participación en una marcha multitudinaria en rechazo a esa ley conocida como 2x1.
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"Somos historias impensadas, inéditas, inesperadas. Sabemos del horror del terrorismo de Estado: de secuestros, de vejaciones, de apremios ilegales, de violaciones, de apropiaciones, de desapariciones, de impunidad. Sabemos que algo tenemos que ver con ese horror: nuestros padres, o nuestra madre, o tal vez nuestros abuelos o nuestro propio hermano o nuestro tío o padrino tan querido fueron parte de los delitos más aberrantes que haya conocido la humanidad", dice la presentación de Historias Desobedientes.