Entre los argumentos más frecuentes se citan la existencia de un poder fuerte (9%), que la gente ha cambiado y no está para hacer una revolución (7%), la estabilidad y la falta de condiciones para que se repitan semejantes sucesos (6%).
Quienes defienden este punto de vista alegan el descontento popular con el gobierno y la situación actuales (10%), el bajo nivel de vida, el empobrecimiento y los problemas sociales (6%).
Al sopesar los pros y contras de la revolución, el 39% de los rusos afirman que la supresión de estamentos sociales fue beneficiosa, pero el 25% sostienen lo contrario.
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El 34% dicen que la revolución de 1917 hizo bien a los campesinos, pero otro tanto lo niegan.
Para los primeros, la revolución erradicó el analfabetismo e hizo posible la educación general (5%), aportó igualdad, libertad y mayores oportunidades (5%).
Para sus oponentes, destruyó la 'inteligentsia' (6%) y el patrimonio cultural de Rusia (6%).
La encuesta se llevó a cabo el 4 y el 5 de noviembre entre 1.500 personas residentes en 104 localidades de Rusia.