Las relaciones entre Chile y Rusia, que se iniciaron en una carta enviada por el libertador Bernardo O'Higgins al zar Alejandro I en 1809, prometen intensificarse en un futuro gracias a un ambicioso acuerdo comercial que el país andino pretende concretar con la Unión Euroasiática, bloque aduanero integrado por Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán y Rusia.
"El interés es mayormente nuestro, porque del lado ruso, comercialmente, no somos un actor significativo. Por lo tanto hemos estado golpeando las puertas, hemos estado en la Comisión Euroasiática, con las autoridades de la Federación Rusa y con las autoridades de cada país", dijo el funcionario a Sputnik.
Según Toloza, el Gobierno de Chile considera que concretar un tratado de libre comercio (TLC) con la Unión Euroasiática traería beneficios para ambas partes y es ese el mensaje que han transmitido. Actualmente, el intercambio bilateral se sitúa en torno a los 600 millones de dólares, una cifra baja en el contexto internacional, pero con potencial de crecimiento.
Según explicó a Sputnik, esto supondría la concreción de un acercamiento comercial que se dio en los años 90 y que sirvió como elemento de dinamismo en el vínculo entre Chile y Rusia. Sin embargo, fue con un encuentro en 2003 entre los presidentes Vladímir Putin y Ricardo Lagos que se dio un formato más institucional a las relaciones bilaterales.
"Lo que se produce en 2003 es muy importante porque establecimos un mecanismo institucional básico, una comisión intergubernamental que tiene el mandato de reunirse cada cierto tiempo para revisar las relaciones comerciales. Eso es importante en el contexto cultural de Rusia porque le da mucha importancia a los elementos institucionales", dijo Toloza.
Estas son las áreas que Santiago ha identificado como con potencial de desarrollo en vistas a una posible alianza con Moscú en la que podría haber "amplios espacios", según explicó Toloza en el taller 'Tecnologías avanzadas rusas en América Latina y el Caribe', organizado en Santiago de Chile el 9 y 10 de noviembre. El diplomático recordó que Rusia tiene experiencia en Nicaragua en el sector farmacéutico y que esta podría replicarse en su país.
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En el campo de la robótica, dijo, hay oportunidad de combinar el conocimiento ruso con el local y generar una capacidad de venta y posventa que sirva para lograr la inserción de la tecnología rusa en la región.
Más allá de ser Rusia "un actor de primer nivel", como país líder de la región euroasiática, es un país que interesa especialmente a Chile, explicó Toloza. El Gobierno de su país tiene "una visión de la realidad internacional" que lo impulsa a "estar presentes en las grandes áreas del mundo".
Más allá del modelo de economía abierta que adoptó Chile, que ha suscrito 15 acuerdos de libre comercio y otros tipos de convenios de complementación económica, "la Unión Euroasiática tiene un valor en sí, porque son 180 millones de personas". Los productos chilenos, primariamente agrícolas y pesqueros, "se van a ir sofisticando" en un área que "interesa mucho" por su potencial de crecimiento.