"Lo que nos toca investigar como una ilegalidad, es si los inversionistas que sacan su dinero de sus países de origen no lo declaran a las autoridades fiscales, porque si no lo reportan con sus respectivos impuestos, significaría una evasión fiscal delictiva", explica el experto.
En la nueva filtración que desde la primavera pasada analizaba el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, en inglés), revelada el domingo, el personaje mexicano más notable es el magnate Carlos Slim, que compró en 1990 la privatizada empresa estatal de telefonía mexicana Telmex, para fundar el emporio continental America Movil y convertirse en uno de los hombres más ricos del mundo.
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Los empresarios, líderes políticos, deportivos, de medios de comunicación, de la farándula y hasta miembros de casas reales hacen las inversiones en paraísos fiscales "acogiéndose a los beneficios que otorga la ley".
Desde México, dos investigadores viajaron en marzo por cada una de tres instituciones mexicanas: la reconocida revista de análisis político Proceso, MCCI y el recién creado Quinto Elemento Lab, a quienes se sumo una corresponsal de la cadena Univisión.
Slim en Bermudas
En el año 2000 Slim trasladó sus inversiones a las islas Bermudas, a más de 1.000 kilómetros de Miami, en sociedad con consorcios que ya tenían experiencias en estos paraísos fiscales, telefónicas de EEUU y Canadá.
"Los inversionistas llevan regularmente su dinero a esos paraísos, por el diseño de la llamada 'optimización fiscal' –prosigue Olmos–, que en términos de ingeniería financiera es una forma de elusión del pago de altas tasas de impuestos en sus países de origen".
En aquel año, el magnate hizo una alianza con la compañía telefónica canadiense Bell y con la estadounidense SBC Communications.
El objetivo era expandir su mercado de la telefonía móvil entonces incipiente: apenas una de cada 10 personas contaba con un modesto celular en América Latina.
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La empresa inició en Bermudas sus operaciones con un capital de 2.500 millones de dólares.
"En la primera gran transacción, la empresa de Slim y Bell de Canadá se repartieron el 88 por ciento de las acciones, mientras que la estadounidense SBC se quedó con el resto", relató el autor.
La aportación del millonario fue con dinero en efectivo, mientras que sus socios norteamericanos pusieron sus concesiones en telecomunicaciones que poseían en Brasil, Venezuela, Argentina y Colombia.
El investigador reseñó que, a la vuelta de los años, "al quedarse con la mayor parte de la empresa, Slim se convirtió en el dueño de una empresa con presencia sólida en Latinoamérica".
Seguimiento y defensa
Olmos y su equipo tuvo el primer contacto con los periodistas alemanes en diciembre del año pasado, y en marzo, en Alemania, cada equipo nacional se comprometió a rastrear los nombres de sus países en una montaña de 13,4 millones de documentos.
"Durante once meses, comenzamos a identificar nombres, transacciones y empresa con base a las cuales comenzamos a construir las historias", reveló el investigador.
Encontraron que Telecom Americas Ltd. operó siete años en Bermudas, hasta 2007, cuando Slim dejó la isla para convertirse en una empresa mexicana, según consta en una acta consultada por los expertos.
Un abogado del magnate, Alejandro Cantú, director jurídico y de temas regulatorios del consorcio América Móvil, dijo a los investigadores dos días antes de que se hiciera la revelación, el domingo pasado, que la inversión en Bermudas fue "un acuerdo entre los socios".
El defensor rechazó, además, que la tasa cero de impuestos fuera la razón para aislarse en medio del océano Atlántico.
"Hubo una planeación fiscal, nada ilegal, y el anonimato en Bermudas no fue lo que nos atrajo" repostó, insistiendo que fue un pacto de inversionistas, recuerda Olmos.
El abogado esgrimió informes ante la autoridad tributaria mexicana (SAT) sobre la apertura de la compañía en Bermudas, pero la investigación continúa.