"Está preocupado por la capacidad de negociar con diversas estructuras, así como por los posibles efectos negativos en su posición", dijo una fuente de la Casa Blanca citada por la cadena CNN.
El 30 de octubre, el exjefe de campaña de Trump, Paul Manafort, y su segundo, Rick Gates, fueron imputados por lavado de dinero y por trabajar para el Gobierno de Ucrania como agentes extranjeros no registrados, entre otros cargos.
La imputación supone los primeros cargos emanados de la investigación del exdirector del FBI Robert Muller sobre las elecciones de 2016.
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Según la imputación, Manafort y Gates evadieron impuestos por más de 75 millones de dólares a través de cuentas en paraísos fiscales, además de participar en una multimillonaria campaña de cabildeo en EEUU en nombre del Gobierno del expresidente ucraniano Víctor Yanukóvich.
Las autoridades del Kremlin han negado en reiteradas ocasiones cualquier interferencia con las elecciones presidenciales de 2016 y aseguran que no hubo contacto ni connivencia entre Moscú y la campaña de Trump para influir en el resultado de los comicios.