"La información que estoy proporcionando contiene pruebas convincentes y no anticuadas de que la investigación de la ONU y la OPAQ de este caso fue profundamente errónea y parcial", dijo Postol, quien llevó a cabo su propia investigación independiente.
Apuntó que según su análisis, la comisión de la ONU, igual que el grupo de investigación de la OPAQ, usaron datos de libre acceso, obtenidos de vídeos que "mostraban claramente que organizaciones locales intentaron manipular la información" sobre la tragedia.
El especialista subrayó que "la OPAQ no se esforzó en verificar la pertinencia de esta información lo que apunta también a una incompetencia extrema, o más bien al sesgo de la dirección de la OPAQ".
"Más preocupante aún es que los dirigentes de la ONU no cumplan con sus responsabilidades de garante ante sus miembros para asegurar que la OPAQ es imparcial y competente", subrayó.
"Ello, a su vez, tendrá graves consecuencias negativas para el papel de la ONU como una fuente fiable capaz de analizar acontecimientos que podrían agudizar las tensiones y agravar la situación y que sin duda ocurrirán en el futuro", señaló.
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Postol explicó que llevó a cabo una investigación independiente porque está interesado en "ayudar a la ONU a llegar a una conclusión convincente desde el punto de vista técnico".
En particular, destacó, en el informe del Mecanismo Conjunto de Investigación (JIM por sus siglas en inglés) de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) "la fuente de donde provenía el sarín fue identificada erróneamente".
El experto reveló que la prensa publicó numerosas fotografías de un boquete producido supuestamente por una bomba con sarín.
Según el informe de la comisión de JIM, los restos que se encuentran en el centro del boquete y parecen una tubería son una parte de la bomba, identificada por los organismos internacionales como un proyectil exsoviético del que se sirven solo las fuerzas sirias y que es capaz de llevar sustancias tóxicas.
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Postol apuntó que en las primeras fotos se ve esa "tubería (parte de una bomba) en posición vertical cerca del borde del boquete".
En fotos posteriores, continuó, se puede ver que la posición del objeto cambió y fue colocado "en el centro del boquete".
"Nuestros cálculos indican que ese boquete fue formado por un proyectil estándar de 122 mm con ojiva explosiva, un tipo de proyectil disponible ampliamente a la venta en todo el mundo", destacó.
De esta manera, el boquete y el proyectil encontrados fueron "erróneamente identificados" como una bomba con sarín.
En su investigación el experto se refirió también a un vídeo popular, divulgado por la cadena Orient News, poco después de que se anunciara el ataque del 4 de abril.
El vídeo muestra una cabra muerta, que presuntamente murió asfixiada por una sustancia tóxica.
Postol subrayó que el vídeo no puede servir como prueba porque se ve que el cadáver del animal "fue arrastrado al lugar donde, como aseguran los periodistas, murió".
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El experto señala que en otros vídeos de Orient News la cabra aparece en otro lugar, a unos 100 metros al suroeste de lo que es considerado como fuente de la propagación del sarín.
Según el especialista, "lo más increíble en el informe de la OPAQ es un apéndice que apunta al análisis del pelo de la cabra muerta como prueba del uso de sarín".
"En el informe de la OPAQ no hay nada sobre que la cabra habría podido morir en algún otro lugar, que tal vez fuera intoxicada con sarín en un local o un granero, y luego fue arrastrada al lugar para exponerla", dijo.
Postol apunta que numerosas pruebas usadas en la investigación, como las mencionadas antes, muestran que en el lugar de la tragedia "muchas cosas fueron evidentemente montadas".
En definitiva, Postol reveló que envió su investigación a varios medios occidentales, pero ellos hicieron caso omiso a los materiales.
Según el experto, se debe a la presión de Washington, que prohíbe publicar algo contrario a las conclusiones de EEUU sobre el ataque.