Una parte importante de los 'episodios fisiológicos' registrados este año tuvieron lugar entre el 2 de mayo y el 8 de junio en la base aérea norteamericana de Luke, en el estado de Arizona. Como consecuencia, los vuelos en este aeródromo fueron temporalmente suspendidos.
Según detalló el oficial, los expertos que han analizado los cazas F-35A todavía no han logrado determinar las causa de los problemas de salud entre los pilotos.
Los especialistas no están seguros de si dichos 'episodios fisiológicos' se deben a una hipoxia —deficiencia de oxígeno en sangre— o son consecuencia de otros trastornos como el síndrome de descompresión, la deshidratación, la falta de sueño o el agotamiento mental.
Las pruebas a las que se ha sometido el sistema de reserva de suministro de oxígeno han demostrado que este presentaba fallos. Al mismo tiempo, los expertos tratan de optimizar los algoritmos responsables del control de los niveles de oxígeno, algo vital para la salud de los pilotos.
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Bishop está seguro de que los 'episodios fisiológicos' no tienen nada que ver con la contaminación de la cabina o del sistema de suministro de oxígeno.
El militar también explicó que los pilotos estadounidenses que se niegan a volar en los F-35 son una minoría, y que la mayoría confía en la fiabilidad del aparato.
No obstante, las cifras ponen en duda la seguridad del avión. Entre 2006 y 2017 hubo 29 casos de 'episodios fisiológicos' que afectaron a pilotos de cazas F-35: 20 con el F-35A, cuatro con F-35B y cinco con F-35C.