"Somos los primeros que han intentado llevar a cabo una cría selectiva de aves en libertad. Resulta que cada tipo de ave tiene su tamaño ideal; un tamaño que le ayuda a sobrevivir al invierno y a no sucumbir al calor del verano", explica Henrik Jensen, uno de los autores del estudio y miembro de la universidad.
Fueron estas las islas escogidas porque, tal y como explican los investigadores, están prácticamente aisladas entre sí y los gorriones migran entre ellas muy raramente, lo que permite unos resultados claros. En cada una de ellas, los biólogos intentaron condicionar la evolución de estas aves de la manera que les interesaba, cambiando las condiciones de su entorno. Tal y como explican en su estudio, "en Vega nos propusimos como objetivo reducir el tamaño de los gorriones y, en Leka, obligar a que aumentase".
Una vez estos gorriones de mayor tamaño fueron devueltos a su hábitat natural, tuvieron que pasar seis años para que sus dimensiones volviesen a ser las de partida.
Según el equipo responsable de la investigación, las pruebas son suficientes para confirmar que existe un tamaño ideal para cada tipo de animal; un tamaño que responde a las necesidades del animal en el hábitat en el que vive.
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Así, para los gorriones grandes será más fácil sobrevivir al invierno, pero por contrapartida más difícil sobrevivir al ataque de los depredadores en verano. Los pequeños serán más propensos a morir de frío o por falta de alimento en otoño y en los meses invernales.