"Creemos que los habitantes de nuestra región merecen mejores condiciones de vida. Comparamos la situación en nuestro país con la de Alemania y Austria, y, lamentablemente llegamos a la conclusión de que Roma no siempre es capaz de garantizar la calidad europea de los servicios a los italianos. Queremos proveer a nuestros ciudadanos con mejor calidad de vida y servicio, ellos lo merecen", expuso el presidente del Consejo regional de Véneto, Roberto Ciambetti.
El entrevistado argumentó que la situación no es simple, en particular, en las cuestiones referentes a la materia fiscal. Tras el plebiscito, el gobernador de Véneto Luca Zaia declaró que buscaría un estatus especial para la región. No obstante, el ministro de Agricultura del país, Maurizio Martina, subrayó que el Gobierno italiano no mantiene negociaciones sobre los impuestos.
"Los referéndums se refirieron a la cuestión de la autonomía, y no a la independencia. Véneto y Lombardía no podrían recibir el estatus de 'regiones especiales', como, Sicilia o Cerdeña. Esto requeriría hacer enmiendas en la Constitución. Pero las regiones optan por recibir más competencias y buscarán contribuir menos a la 'caja común' para recaudar más para sí mismas", explicó el experto.
El Estado mantiene el derecho exclusivo de ejercer su control sobre defensa, seguridad, migración, impuestos y bienestar social.
El viceministro para los asuntos de las regiones, Gianclaudio Bressa, declaró que el Gobierno está dispuesto a negociar para determinar ciertos pasos en el camino de la ampliación de la autonomía de dichas regiones y, posiblemente, plantear la redistribución de los recursos financieros.
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Según datos preliminares, en el referéndum de Véneto, el 98,1% de los votantes se expresó a favor de pedir más autonomía al Gobierno central, mientras que en Lombardía más del 95% de los votantes dijo sí y alrededor del 3% votó en contra.