"El cómo se desarrollen las relaciones va a depender mucho de la posición que adopte el Gobierno norteamericano, Cuba tiene la voluntad pero eso no depende de una sola parte y si el presiente Trump no desea normalizar pues difícilmente se puede avanzar", comentó el diplomático en una rueda de prensa en Quito.
"Hoy podemos afirmar que el bloqueo contra Cuba continúa vigente y se aplica con máximo rigor", sentenció el embajador al referirse a las medidas adoptadas por el nuevo Gobierno estadounidense que, entre otras cosas, prohíben las transacciones económicas, comerciales y financieras de compañías y entidades estadounidenses con empresas y entidades cubanas vinculadas a las Fuerzas Armadas y al Ministerio del Interior.
También prohíben a sus ciudadanos viajar a Cuba fuera del marco de las 12 categorías autorizadas por la ley del EEUU, "que excluyen los viajes de turismo" y radicalizó la oposición de ese país a las acciones que "promuevan el levantamiento del bloqueo en las Naciones Unidas y otros foros internacionales".
En su opinión, el incremento de la retórica "agresiva" contra Cuba y las medidas anunciadas generan mayor desconfianza e incertidumbre en las instituciones financieras "y en los propios proveedores internacionales y estadounidenses debido al temor y al riesgo real de ser penalizados por relacionarse con Cuba".
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El diplomático aseguró que si bien no tiene "la bola de cristal" para saber qué hubiera ocurrido si Trump no era elegido presidente de EEUU, está claro en que el retroceso de relaciones ha sido evidente desde que el magnate asumió el poder.
El próximo 1 de noviembre los 193 países de la ONU votarán nuevamente acerca de una iniciativa presentada por la isla para dar por terminado el bloque económico.
La votación de 2016 fue la primera en la que EEUU e Israel se abstuvieron de votar, razón por la que la propuesta recibió el apoyo de 191 países.