La victoria en estas elecciones ha sido para el ministro de Relaciones Exteriores de Austria, Sebastian Kurz, de 31 años. La candidatura del Partido Popular Austríaco que encabezó se hizo con el 31,4% de los votos.
El segundo lugar fue para la derecha populista y el Partido de la Libertad de Heinz-Christian Strache, que cosechó el 27,4% de los votos. Los socialistas, por su parte, quedaron en tercer lugar con el 26,7% de los sufragios, lo que supuso una importante derrota al obtener menos votos que la formación de Strache, destaca el analista internacional y politólogo.
"Los valores fundamentales de los verdes son el desarrollo en armonía con el medio ambiente, la oposición a todas las formas de discriminación y la primacía de los derechos humanos. Todo esto ha llegado a ser 'mainstream', y el país ya no necesita a los verdes. Los problemas que enfrenta Austria son reales, y este partido no puede ofrecer soluciones reales, mientras que Kurz y Strache sí pueden hacerlo", explica el profesor de la escuela Superior de Economía Dmitri Ofitsérov-Belski.
"La victoria de Kurz se debe a una correcta explotación de una agenda correcta", opina Mirzayán.
Actualmente, en la sociedad austríaca uno de los principales temas de discusión es la llegada de migrantes y refugiados. Durante un tiempo, la temática de la migración fue explotada básicamente por el Partido de la Libertad de Austria, que conseguía así un importante porcentaje de votos a costa de ello. No obstante, el Partido Popular ha entendido también los beneficios de explotar la temática antiinmigrante.
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Además, Kurz logró 'ennoblecer' las exigencias radicales del Partido de la Libertad. Por ejemplo, el xenófobo lema de la prohibición total de la entrada de migrantes fue reformulado por su formación por una revisión de las cuotas y la integración obligatoria de los inmigrantes. Los votantes apoyaron este programa, remarca el experto.
Respecto a las relaciones con Rusia, sobre el papel todo parece indicar que van a mejorar. El propio Kurz apoya la normalización de las relaciones con Moscú, así como la construcción del Turkish Stream y el Nord Stream 2.
"En el programa preelectoral del Partido de la Libertad de Austria, Rusia se menciona una vez, en la última página, donde se dice: '¡No es justo! Una política que contradice cualquier idea de neutralidad, como ahora se está llevando a cabo contra Rusia, está causando un gran daño a nuestra economía y agricultura'", relata Ofitsérov-Belski.
Teóricamente, Austria tiene en sus manos el revertir esta situación, basta con no apoyar la extensión de las sanciones antirrusas, que pueden imponerse solo cuando existe un consenso entre todos los Estados miembros de la UE. Pero, ¿estará Viena lista para salirse del guion sin el beneplácito de Alemania? Esta es una cuestión que solo el tiempo puede responder, concluye Mirzayán.