Uno de los beneficios directos que implicará la puesta en marcha de la Franja y la Ruta será la masiva inversión que recibirán los países implicados. Y es que, como apunta Wei, "muchos países incluidos en la iniciativa necesitan con urgencia inversiones en infraestructura a gran escala".
"La iniciativa promete ayudar a los países a superar estas restricciones, con la provisión de financiación externa para puertos, rutas, escuelas, hospitales, centrales de energía y redes de distribución. En este sentido, puede obrar como el Plan Marshall", explica Wei recordando el plan estadounidense de la restauración de posguerra en Europa Occidental.
Por otra parte, alerta Wei de que la financiación externa no es, por sí, sola, garantía de éxito. Para que lo sea, será condición sine qua non que los países receptores adopten reformas que aumenten la transparencia y reduzcan así, el riesgo de las inversiones que estén por venir. "El resultado económico de las inversiones, de hecho, estará supeditado a la implementación de las reformas".
"Puede que haya una demanda de exportaciones estadounidenses: autos, locomotoras, aviones y maquinaria pesada avanzada, además de servicios financieros, contables, educativos y jurídicos", sugiere el economista.
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La Franja y la Ruta está llamada a elevar la productividad y a impulsar, así, el crecimiento económico mundial. Dada la magnitud del proyecto, de respetar las normas ambientales y sociales, estaríamos hablando de incluso beneficios para el medio ambiente, de repercusiones positivas en el cambio climático y avances en igualdad, prevé Wei.