Los objetivos de estos sistemas son lanzadores de misiles balísticos móviles y estacionarios, puestos de mando, instalaciones nucleares. Actualmente, se conocen tres tipos de instalaciones del PGS.
El primero lo componen los misiles balísticos intercontinentales convencionales, equipados con bloques no nucleares de alta precisión, que incluyen ojivas guiadas de manera individual.
Finalmente, el tercer tipo incluye las armas cinéticas: las llamadas 'barras de Dios' de tungsteno de 5-10 metros de longitud. Lanzado desde el espacio, un proyectil de este tipo, que llega a la superficie de la Tierra en el punto deseado, proporciona un impacto de energía equivalente a la explosión de unas 12 toneladas de TNT. Esta opción está supuestamente en la etapa de diseño preliminar en Estados Unidos.
"El objetivo final de los sistemas PGS es atacar cualquier parte del mundo en una hora", comentó al diario Svobodnaya Pressa el miembro del Consejo de expertos de la junta directiva de la Comisión militar e industrial de Rusia, Víktor Murajovski.
Por lo tanto, el analista aseguró que, "cuando el Pentágono habla de los complejos del Rápido Ataque Global, se trata de armas hipersónicas". No obstante, no está claro hasta qué punto los estadounidenses han avanzado en este aspecto, agregó.
Se conoce, por ejemplo, el aparato estadounidense Boeing x-37b, un avión orbital experimental diseñado para probar tecnologías futuras.
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Además, en 2020, la empresa Lockheed Martin promete crear una versión operacional del SR-72, prometedor avión no tripulado hipersónico, que será capaz de alcanzar velocidades de hasta Mach 6 (es decir, hasta 6.900 km/h). Los aviones hipersónicos equipados con misiles hipersónicos también serán capaces de alcanzar el objetivo en menos de una hora.
Otro elemento destacable del PGS son los sistemas de defensa antimisiles. El experto observó que, en términos militares, se borran los límites entre los sistemas de ataque y de defensa.
"A velocidades hipersónicas, simplemente son innecesarios los explosivos en la ojiva. Cuando la velocidad de colisión mutua con un objetivo supera los 10 km/s, la sustancia se convierte casi instantáneamente en energía pura", explicó Murajovski.
El GBI puede interceptar en teoría ojivas de misiles balísticos intercontinentales, es decir, objetivos que siguen una trayectoria balística a una velocidad de 7 km/s. Y lo hace en la frontera de la atmósfera con el espacio a una altitud de entre 120 y 200 km.
El THAAD también opera contra objetivos balísticos, que tienen una velocidad de vuelo de 3-3.5 km/s (en las versiones más recientes, hasta 5 km/s). Se trata de misiles operacionales-tácticos del llamado rango intermedio.
"El elemento de combate de estos sistemas antimisiles, realmente, es una barra de metal", aclaró el analista.
Rusia tiene en cuenta estas amenazas y despliega un complejo de sistemas de contracción. En primer lugar, se trata del sistema de alerta de ataque de misiles, que incluye escalón tanto terrestre como espacial, observó Murajovski.
Además, "estamos mejorando las armas de fuego y, sobre todo, el sistema universal antiaéreo y antimisiles S-500, capaz de operar contra objetivos hipersónicos y balísticos, así como metas en el espacio cercano".
Por último, Rusia está trabajando en la creación del prometedor sistema de defensa antimisiles Nudol. Sin embargo, está prohibido revelar algo más sobre este sistema, concluyó el experto.