La velocidad del misil Tsirkon supera ocho veces la velocidad del sonido, y su alcance es de alrededor de 400 km. Al mismo tiempo, el analista observa que el misil de crucero Kh-32, que está en la fase final de pruebas, es capaz de desarrollar una velocidad 4-4,5 veces mayor a la del sonido.
"Supera la mayor parte de la distancia a una altitud de 40-45 km, y luego desciende en picado contra el objetivo, lo que permite disminuir la resistencia del aire y el calor. Es decir, se reduce al mínimo el efecto de los dos principales problemas de vuelo hipersónico: el sobrecalentamiento del misil y los fallos del funcionamiento de la electrónica cuando una nube de plasma se forma a su alrededor", explica el autor.
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Al mismo tiempo, EEUU también está desarrollando sus armas hipersónicas, no obstante, los proyectos estadounidenses son menos exitosos.
Desde hace mucho tiempo, EEUU ha estado trabajando en la creación de planeadores hipersónicos Advanced Hypersonic Weapon (AHW) y Hypersonic Technology Vehicle 2. Sin embargo, se logró llevar a cabo solo una prueba exitosa del AHW en 2011 sin que se publicaran detalles sobre los resultados obtenidos, señala el autor.
El columnista señala que, a pesar de algunas pruebas exitosas, estas se llevaron a cabo sin sistemas de guiado ni ojivas, por lo que es demasiado pronto para hablar de éxitos en esta esfera.
Asimismo, el país norteamericano está desarrollando un dron hipersónico, capaz de alcanzar una velocidad seis veces mayor a la del sonido, pero su entrada en servicio se prevé solo para la década de 2030.
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En conclusión, el autor señala que todavía se tardará un tiempo en desarrollar finalmente las armas hipersónicas, pero cuando este tipo de armamento entre en servicio en los ejércitos, será inevitable un colapso del existente equilibrio de fuerzas.