"Estados Unidos, desde hace mucho tiempo, ha sido el cómplice de varios grupos islamistas y terroristas de Siria. Hace unos años hubo informes de que, tras la destrucción de Libia, la CIA había ayudado a los terroristas islamistas de este país y los había enviado a Siria con diferentes armas para empezar la guerra", declaró.
"A EEUU le gusta bombardear arena en el desierto para aparentar que lucha contra Daesh, pero en realidad [Washington] a menudo hace caso omiso a los terroristas. Al parecer las únicas personas que no saben nada sobre lo que está pasando entre EEUU, Daesh, Al Nusra y Al Qaeda son el público estadounidense", añadió.
Carley explicó que hay dos razones por las que Washington no quiere hacer nada a estos grupos terroristas. El Gobierno de Estados Unidos persigue dos metas: la primera es hacerle daño a Siria, ya que todo el mundo sabe que Estados Unidos quiere salir de Bashar Asad y dividir Siria, afirmó el entrevistado.
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Según el experto, otro objetivo es "pillar a Rusia". Los neoconservadores en Washington se han enfurecido por el hecho de que Moscú estropeara su juego en Siria e impidiera que su intervención culminara con la derrocamiento de Asad.
El analista señaló que el envío de armas a los terroristas en Siria por parte del Pentágono no es un secreto. Los norteamericanos y cataríes hasta hace poco pagaban por el armamento, que era enviado de países como Turquía o Kuwait a Siria en camiones.
"Lo que pasa en Siria no es una guerra civil, sino una guerra de títeres, librada por EEUU y sus aliados", sostuvo Carley.
"Obviamente, Siria tenía sus problemas internos, pero una guerra subsidiaria nunca habría sucedido en el país, a menos que Estados Unidos hubiera decidido iniciarla", manifestó.
El especialista señaló que incluso en caso de que Damasco y Bagdad consigan ganar la guerra contra Daesh, el problema de los kurdos, apoyados por Washington y Tel Aviv, seguirá presente. Su plan es debilitar cualquier resistencia al dominio estadounidense e israelí en la región, concluyó Carley.