Previo al comienzo del acto, el estadista honró al Che y a sus camaradas de lucha en el sitio donde descansan sus restos desde hace dos décadas.
"El Che no ha muerto como querían los enemigos, su figura se agiganta en el tiempo y las nuevas generaciones reconocen su paradigma de revolucionario", enfatizó el primer vicepresidente.
Sobre la epopeya que escribió el jefe guerrillero y su tropa internacionalista de 50 hombres en Bolivia, el vicegobernante consideró que adquirió trascendencia universal y conmueve hoy a hombre y mujeres de todo el mundo.
"Fue vilmente asesinado —expresó—, pero de aquellos que lo hicieron la historia solo recuerda su cobardía, en cambio, su ejemplo colosal perdura y se multiplica a diario".
Al referirse a la posición de la isla frente a las presiones de Estados Unidos para que renuncie a su sistema político, el primer vicepresidente advirtió que "el pueblo de Cuba y su gobierno no realizarán concesiones inherentes a su soberanía e independencia, no negociarán sus principios ni aceptaran condicionamientos", y agregó que "los cambios necesarios en Cuba lo decidimos nosotros".
"Cuba es universalmente considerada como un destino seguro para visitantes extranjeros, incluidos los de Estados Unidos", precisó en alusión a la reciente advertencia emitida por Washington sobre supuestas amenazas para sus diplomáticos y viajeros en la mayor de las Antillas.
El Departamento norteamericano de Estado retiró recientemente más de la mitad de su personal de la embajada en Cuba y suspendió la emisión de visas en la isla, tras supuestos incidentes reportados por sus diplomáticos, que según Washington les provocó afectaciones auditivas.
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Díaz-Canel comentó al respecto que "en conjunto, estos acontecimientos son una clara muestra de lo que nos alertaba el Che, que no se puede confiar ni un mínimo en el imperialismo, nada".
Entre las miles de personas que asistieron a la velada política cultural se encontraban los 200 activistas procedentes de 21 países integrantes de la brigada Por los Caminos del Che, quienes viajaron a la isla especialmente para desarrollar una jornada de 15 días de homenaje a propósito del aniversario 50 de su asesinato en Bolivia.
Santa Clara es denominada por muchos como "la ciudad del Che" porque acoge el memorial que honra al comandante de las fuerzas rebeldes que liberaron a esa urbe de la dictadura de Fulgencio Batista el 30 de diciembre de 1958.