Brunet hace así referencia al partido PDeCat —antes conocido como Convergència—, para el que "el único mérito ha sido convertir a miles de catalanes en independentistas" a golpe de propaganda. "Los separatistas han robado a los catalanes hasta la camisa", denuncia Brunet.
La opinión del doctor en economía Modest Guinjoan es contraria a la expresada por Brunet, y es que, según Guinjoan, el déficit que sufre Cataluña actualmente —debido a la diferencia entre lo que transfiere al Estado y lo que recibe de este, sostiene— es, desde 2001, de 16.000 millones de euros. Guinjoan, cuya opinión y la de 16 economistas más las recoge el libro 'Economia de Catalunya', no es el único que defiende la visión de un país independiente económicamente viable. Son varios los economistas que consideran que la independencia permitiría gestionar los recursos fiscales y las infraestructuras, dependientes actualmente de Madrid.
Las consecuencias para la gente
"La gente sería mucho más pobre", se apresura a aclarar Brunet. Recuerda que Cataluña vende al resto de España 44.000 millones de euros al año, una cifra más elevada que los 37.000 millones que exporta a la Unión Europea y los 22.000 millones que exporta al resto del mundo. Ese escenario conllevaría que "un 16% de los trabajadores catalanes perdiesen su empleo". El actual déficit con la Seguridad Social aumentaría en Cataluña en 2,8 millones de euros, y el ratio de pensionistas pasaría de ser del 1,7 al 1,5, algo inferior a la tasa actual en España (1,8).
Las consecuencias para el 'Estado catalán'
Los cálculos que maneja Brunet se alejan de esa visión idealista. Ante una hipotética secesión, augura, el comercio bilateral entre una Cataluña independiente y España se reduciría entre un 20% y un 60%. Su PIB caería un 14,2%.
"Una Cataluña independiente estaría fuera de España, fuera de la Unión Europea y fuera del euro. No podría financiar el déficit a consecuencia de su independencia y se vería obligada a emitir una moneda propia", sostiene Brunet, y avisa de que esa nueva moneda sería un 50% más barata que el euro.
Sea como fuere, todo indica que las circunstancias económicas de una Cataluña independiente no dependerán únicamente de su política fiscal, sino también de las decisiones de actores externos, como la Unión Europea o España; unas decisiones y unas circunstancias que, por ahora, solo se prestan a ser vaticinadas.