Los altos niveles de consumo de sal llevan a que en algunas zonas del cerebro crezca la cantidad del elemento BDNF. Esta sustancia estimula la actividad de las neuronas, y también afecta a las neuronas que liberan vasopresina.
A largo plazo, el exceso de sal en la comida puede traducirse en la desactivación de un mecanismo de seguridad natural que permite que la presión arterial aumente cuando se ingiere una gran cantidad de sal durante un período prolongado de tiempo.
"El consumo de sal lleva a que en algunas partes del cerebro crezca el nivel del elemento BDNF. El aumento de las cantidades de cloruro de sodio [sal] en la dieta nos afecta no solo cuando comemos una sopa salada, sino también a lo largo de la vida, en caso de que nuestra comida sea siempre muy salada", advierten los autores del artículo.
Sin embargo, excluir la sal de la dieta diaria no es una solución. La cardióloga rusa Tamara Ogieva, citada por el sitio Gogetnews, afirma que la eliminación total de la sal del menú también es peligrosa para la salud, porque puede afectar al metabolismo y alterar el equilibrio del PH.
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