"Ya son tres años en los que el Gobierno no nos ha respondido nada. No querer seguir las líneas de investigación recomendadas por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI). Desgraciadamente estamos en este momento", dijo a Sputnik Mario González, padre de uno de los jóvenes desaparecidos.
Según la versión oficial, los jóvenes pretendían tomar por la fuerza autobuses para trasladarse a una acto conmemorativo en la capital cuando fueron capturados por policías en complicidad con narcotraficantes del cártel Guerreros Unidos.
Los normalistas fueron asesinados y sus cuerpos incinerados y tirados al río. Sin embargo, solo se pudo identificar el ADN de un joven y tanto las familias como organizaciones de derechos humanos denuncian irregularidades en la investigación.
"Habíamos preparado actividades para exigir por los 43 pero no pudimos hacerlo porque sentimos el dolor de esas personas como víctimas que no encuentran a sus hijos. A algunos de ellos ya se los han entregado muertos. Nosotros sabemos lo que significan esas palabras: muerte, desaparecidos. Por eso estos tres años de lucha se los cedemos a ellos, a nuestros hermanos mexicanos", explicó González.
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Además de los 43 desaparecidos, esa noche también murieron nueve personas y otras 27 resultaron heridas. A principios de este mes la agencia de investigación especializada en el análisis espacial de datos de la Universidad de Londres, Forensic Architecture, presentó una plataforma interactiva para visualizar cómo se dieron las agresiones.
"Nuestras exigencias van a seguir, solo se pospusieron para octubre. Tenemos que seguir presionando al Gobierno porque desgraciadamente los padres pensamos que nunca se van a investigar a ellos mismos. Esa es nuestra desventaja: es más fácil cubrir a sus empleados públicos que contarnos lo que ocurrió de verdad esa noche", concluyó este padre en lucha.