"Se subrayó que la creación de cuatro zonas de distensión en Siria abre el camino hacia el fin de la guerra civil y la solución política de la crisis sobre la base de los principios de soberanía e integridad territorial del país", dice el comunicado
"Se señaló la importancia de una estrecha coordinación de los esfuerzos de Rusia y Turquía sobre Siria", según el comunicado.
El Kremlin informó que los mandatarios "abordarán una serie de temas de actualidad sobre el desarrollo de la cooperación bilateral" en su próximo encuentro.
"Se acordó continuar el intercambio de opiniones de la agenda regional y bilateral durante la reunión de trabajo en Ankara el 28 de septiembre", dice el ente.
A su vez, el ministro de Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, comunicó que el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, planea debatir con su par ruso, Vladímir Putin, sobre la cooperación en la lucha antiterrorista en la ciudad de Idlib, al noroeste de Siria.
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"Vamos a determinar juntos quiénes son terroristas en Idlib", apuntó el canciller turco al señalar que será ese uno de los temas que centrarán la reunión de Putin y Erdogan.
Las consultas de Astaná, copatrocinadas por Rusia, Turquía e Irán, comenzaron en enero de 2017 y buscan consolidar el armisticio y allanar el camino a una solución política del conflicto en Siria.
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En la sexta ronda celebrada los días 14 y 15 de septiembre, Rusia, Turquía e Irán —los países garantes— anunciaron la creación definitiva de la cuarta zona de seguridad en la provincia siria de Idlib, en adición a otras tres lanzadas antes: en el suroeste del país (Al Quneitra, Suwaida y Deraa), en el arrabal damasceno de Guta Oriental y al norte de la ciudad de Homs.
La solución a la crisis siria se debate también en las negociaciones en Ginebra que se llevan a cabo bajo los auspicios de la ONU desde el año 2012.
Siria vive desde marzo de 2011 un conflicto armado en el que las tropas gubernamentales se enfrentan a grupos armados de la oposición y a organizaciones terroristas.
Las hostilidades causaron más de 400.000 muertos, según las estimaciones de la ONU.