Los servicios de inteligencia de EEUU y el Reino Unido se perciben como unos de los más famosos y profesionales del mundo. Les une una historia de cooperación muy estrecha que solo ha fortalecido a ambas partes, explica Tatiana Kanúnnikova en su artículo para el Consejo de Asuntos Internacionales de Rusia.
La inteligencia británica guardaba los pormenores de la investigación en secreto para no espantar a los posibles cómplices del terrorista, pero compartió la información con sus colegas estadounidenses.
La filtración de estos datos confidenciales representó un duro golpe para los británicos y Londres reaccionó de una manera rápida y feroz, por lo que anunció la suspensión del intercambio de información con EEUU. Este 'enfriamiento' duró apenas 24 horas y tuvo un carácter principalmente demostrativo, afirma la columnista.
"De esta manera, Trump pudo haber afectado la reputación de los servicios de seguridad británicos. Es más, la pérdida de confianza de un socio clave como es el Reino Unido, realmente debilitaría a la inteligencia norteamericana", precisa Kanúnnikova.
A este caso se le suma el episodio ocurrido después del atentado que tuvo lugar el 15 de septiembre en el país británico. Unas horas después de que el artefacto explotó en el metro de Londres, Donald Trump publicó un tuit en que apuntó a que el autor del ataque estaba bajo la vigilancia de Scotland Yard, pero no había sido detenido. El mandatario norteamericano hasta les recomendó a los especialistas británicos ser más proactivos.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 15 сентября 2017 г.
A primera vista, esta historia podría ser una muestra más de la turbulenta situación en Washington, donde los enfrentamientos entre Donald Trump y los servicios de inteligencia ocurren a plena luz del día, escribe Kanúnnikova.
En caso de que las relaciones entre el MI6 y la CIA empeoren hasta que la cooperación entre ambos organismos se dé por terminada, "la calidad de su trabajo bajará", puntualizó el exdirector del Centro Nacional Contra el Terrorismo de EEUU, Matthew Olsen.
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Además, Trump se pudo haber ofendido por las declaraciones que confirmaban que Barack Obama, durante su mandato, pidió al Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno (GCHQ, por sus siglas en inglés) vigilar al candidato republicano y recurrir a sus críticas al servicio británico para atacarlo, concluye Kanúnnikova.