¿Qué le ha pasado al banquero modesto y tímido que había utilizado la imagen de "buen chico" durante su campaña electoral?, se pregunta Danílov.
Según el autor, no se trata de salvar la popularidad en el país, sino de copiar al único político que logró devolver a su país el estatus de actor geopolítico global, es decir, a Vladímir Putin. No obstante, no le sale muy bien, puesto que recibe información tergiversada sobre el presidente ruso de los medios franceses.
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El aumento de la parte estatal "en interés del país" no es lo que esperaban del presidente francés los medios y la comunidad empresarial internacionales.
El autor lamenta que sea la única cosa copiada correctamente por Macron. Luego comenzó a imitar el comportamiento que muchos medios le atribuyen a Putin, pero que no tiene nada que ver con la realidad.
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Mientras que la capital francesa está envuelta en protestas de los sindicatos insatisfechos con las reformas laborales, el presidente francés está ocupado con los intentos de intervenir en la crisis nuclear de Corea del Norte, y también de presionar a EEUU para que firme el acuerdo de París sobre el clima.
En una reciente entrevista con Le Point, Macron afirmó: "Francia debe convertirse en una gran potencia. Es un necesidad".
"Si realmente tiene estas ideas, nos esperan unos acontecimientos muy interesantes que podrían socavar gravemente no solo la unidad transatlántica, sino también la europea", advierte el autor.
"Para un político francés este hecho es especialmente doloroso, porque Siria fue colonia del país galo. Hasta hace relativamente poco, se consideraba parte de la esfera de influencia post-colonial francesa", explica el periodista.
Pero las acciones de Rusia en Siria demostraron que incluso con unos recursos limitados es posible lograr resultados impresionantes. Lo que pudo haber hecho a Macron reconsiderar sus expectativas de la realidad, añade Danílov.
Ahora los diplomáticos rusos y franceses están preparando la visita de Macron a Rusia.
"Tal vez la próxima reunión con Putin llevará al líder francés a una comprensión más adecuada de otras cuestiones de la política internacional, por ejemplo, el problema de Ucrania", sugiere el autor.
Si Emmanuel Macron realmente estuviera interesado en restaurar el estatus de Francia como potencia mundial líder, una interacción con Moscú sobre temas clave podría ayudarle a lograr este objetivo, opina Danílov. La participación activa de la UE en los proyectos de integración eurasiática y en el chino 'Un cinturón, una ruta' podría convertirse en un impulso potente para el crecimiento de la economía francesa. Asimismo, la cooperación con Rusia en Oriente Medio y África del Norte reduciría drásticamente los riesgos terroristas, tan relevantes hoy para Francia, analiza el columnista.
"El problema, sin embargo, es que Macron tiene una correa bastante corta de las élites supranacionales que no están nada interesadas en el futuro de gran potencia de Francia. Esto es triste, pero no hay que olvidarse que la correa puede rasgarse", concluye Danílov.