La competencia de las armas rusas y chinas amenaza ahora la dependencia occidental de un número reducido de plataformas sofisticadas y de elevado precio, señala un reciente estudio realizado por el 'think tank' británico RUSI.
Peck señala que las tecnologías militares de precio asequible, tales como los misiles antibuque o los ciberataques, ponen en peligro la dependencia de los Ejércitos occidentales de las armas de gran tamaño y de alto precio, por ejemplo los portaviones.
Los Gobiernos de los países occidentales se percataron de los problemas del desequilibrio financiero en los conflictos armados. Cabe analizar un caso concreto: es un sinsentido usar armas por un precio de 70.000 de dólares lanzadas desde una aeronave, cuya hora de vuelo cuesta unos 30.000 de dólares, solo para destruir una 'camioneta Toyota', cuyo precio máximo se cifra en 10.000 dólares, explica el autor del artículo, citando la investigación británica de RUSI.
La capacidad de un proyectil o de un virus de ordenador para destruir las armas de la época de la Guerra Fría, como portaviones, carros de combate o hasta satélites y redes informáticas —que aseguran su funcionamiento—, hizo que los militares estadounidenses trataran de concebir una manera para que sus armas obsoletas fueran menos vulnerables, señala el columnista.
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Una de las características principales de cualquier arma es su capacidad de acabar con el blanco enemigo, ya sea para destruirlo por completo o simplemente dañarlo.
En este sentido, el hecho de que los países occidentales apuesten por las armas clásicas, que cuestan mucho, da ventaja a los países que invierten en armamento menos sofisticado, que se vende por un precio asequible y que, al fin y al cabo, puede ser más adecuado para el uso en combate en la época contemporánea.
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