"A pesar de entender que el proceso es ilegítimo e injusto pretendo hablar; tal vez sea la persona que más quiera la verdad en este proceso", afirmó el líder de la izquierda brasileña en su primera respuesta al juez, según el vídeo difundido el miércoles por el juzgado al terminar el interrogatorio.
A lo largo de la audiencia el expresidente negó todas las acusaciones, especialmente al ser preguntado por la versión de los hechos que aportó hace unos días quien fuera su ministro de Hacienda, Antonio Palocci, cuando dijo que Lula firmó un "pacto de sangre" con los directivos de Odebrecht.
Palocci, que en su día fue uno de los colaboradores más próximos a Lula, aseguró que el patriarca de la constructora, Emilio Odebrecht, le entregó un "paquete de sobornos" para agradecer que mantuviera en sus puestos a directivos de Petrobras que operaban dentro de la petrolera estatal favoreciendo sus intereses.
"Vi a Palocci mentir aquí", dijo Lula en respuesta a esta versión, remarcando que sintió "pena" de que un antiguo amigo usara su nombre únicamente para intentar reducir sus años de condena.
Para Lula y sus abogados la versión de Palocci es una construcción de mentiras que busca afianzar la versión que ya tienen los investigadores de la operación Lava Jato de que el exmandatario estaba en el centro de la trama corrupta de Petrobras, para obtener así un ventajoso acuerdo de delación premiada.
El líder de la izquierda brasileña criticó que el Ministerio Público le haya denunciado hasta en tres ocasiones basándose únicamente en declaraciones de miembros de la trama corrupta, sin el respaldo de pruebas concretas.
"Podría estar enfadado, nervioso, pero quiero enfrentarme al Ministerio Público, sobre todo a los investigadores (de la operación Lava Jato) para probar mi inocencia; sólo espero que ellos tengan la grandeza de un día pedirme disculpas", aseveró.
Lula ya se enfrentó a las preguntas del juez Moro el pasado mes de mayo por otro proceso (relacionado con sobornos de la constructora OAS), por el que finalmente fue condenado a nueve años y medio de cárcel, aunque la sentencia tiene que ser confirmada en segunda instancia para que sea definitiva.