Al responder a la pregunta de si lo que ocurre en el país puede llamarse "limpieza étnica", Guterres admitió que "no hay otra forma mejor de describirlo, cuando un tercio de los rohinyás han tenido que huir del país".
El conflicto entre los rohinyás y la población autóctona, que lleva años produciéndose en el estado birmano de Rakáin, ha experimentado en los últimos tiempos una escalada.
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Los militares y agentes de seguridad de Birmania están llevando a cabo una operación en Rakáin contra el grupo radical rohinyá que el 25 de agosto pasado atacó varios puestos policiales y cuarteles del Ejército en este estado, los enfrentamientos provocaron la muerte a más de 400 personas.
Los rohinyás se establecieron en Arakán (antiguo nombre de Rakáin) a finales del siglo XIX y a principios del XX, durante la época colonial cuando los británicos alentaron su traslado desde Bengala Occidental a un territorio con escasa mano de obra agrícola.
Birmania, una nación mayoritariamente budista, deniega ciudadanía y derechos civiles a esta comunidad musulmana de unos 1,1 millones de personas, alegando que son inmigrantes bengalíes.