"La ocurrencia de siete huracanes intensos en la década 2001-2010 constituye un récord en los últimos 226 años", dijo Pérez.
Publicaciones científicas indican que desde mediados de los años 90 se incrementa la frecuencia de los huracanes que se originan e intensifican en el mar Caribe, observó el científico.
Y la misma tendencia se repite en Cuba, que a partir de 1996 registra el inicio de un período de gran actividad ciclónica.
"Ello ha coincidido con el abrupto calentamiento de las aguas del Atlántico y del mar Caribe, y con el incremento observado en el número de huracanes originados en dicho mar y en la cantidad de los que penetran en esta región desde el Atlántico tropical", subrayó el climatólogo.
"Los escenarios del clima futuro no indican la ocurrencia de un número mayor de huracanes para las últimas décadas del siglo actual, pero sí un incremento en la intensidad de los mismos y de las precipitaciones asociadas", explicó.
Al menos 10 personas fallecieron en Cuba por paso del huracán Irma, confirmaron el 11 de septiembre autoridades de este país.
"Después del paso del peligroso huracán Irma por el territorio nacional se han reportado hasta el momento la lamentable pérdida de 10 vidas humanas en los territorios de La Habana, Matanzas, Camagüey y Ciego de Ávila [oeste y centro de Cuba]", informó el Estado Mayor Nacional de Defensa Civil en un comunicado.
Irma, que mantuvo a todos los especialistas como Pérez absortos en su estudio y evolución, fue el huracán más intenso de los últimos 10 años en el Caribe, con vientos máximo sostenidos de 295 kilómetros por hora.
Lea más: El huracán Irma pierde fuerza y baja a categoría 1
Pero, insistió Pérez, un solo evento no determina el vínculo entre actividad ciclónica y cambio climático.
"Cada evento debe ubicarse en la correspondiente serie histórica para analizar las variaciones temporales y las tendencias que puedan estar ocurriendo", observó.
En el caso de los huracanes, el análisis se hace complejo porque se superponen variaciones de diferentes escalas temporales, mientras que la serie histórica afronta la dificultad de que en el pasado, como no existían los medios de observación actuales, pudieron ocurrir huracanes no detectados, principalmente en mar abierto.
"Entre 1970 y 1994 disminuyó mucho la actividad de huracanes en el océano Atlántico, y desde 1995 se ha incrementado mucho nuevamente", precisó el científico.
Según la fuente, este tipo de variación se debe a cambios en la circulación oceánica, que determinó el incremento de la temperatura del mar, factor principal en la formación de los ciclones tropicales y su intensificación.
Más aquí: Decretan alarma ciclónica para La Habana por huracán Irma
En respuesta a una pregunta acerca de las manifestaciones más claras que ven los científicos en el Caribe en relación con el cambio climático, Pérez explicó que lo más visible es el incremento de la temperatura del aire, con un clima que tiende a ser más extremo.
A las sequías, por ejemplo, les siguen eventos de lluvias intensas, e incluso huracanes, en tanto que los pronósticos indican que las sequías futuras serán más frecuentes.
"Además, al introducir el componente del balance hídrico los escenarios pueden ser mucho más secos, lo que está en concordancia con el alto nivel de evaporación debido al aumento de temperatura en nuestra región", sostuvo Pérez.
Pérez observó, por otra parte que en Cuba "se ha avanzado mucho en materia de reducción de desastres, hemos enfrentado un alto número de huracanes intensos y se ha logrado proteger la vida humana en una medida muy alta".
Le puede interesar: Embajada rusa en Cuba alerta a los rusos por acercamiento del huracán Irma
El país trabajó con fuerza en el estudio del peligro, la vulnerabilidad y el riesgo de desastres naturales de diferentes tipos y perfeccionó los conceptos y los planes de reducción de catástrofes, según Pérez.