Al responder a inicios de agosto a los parlamentarios sobre la suerte que correrán unos 40.000 inmigrantes rohinyá indocumentados (no registrados por la ONU), el ministro dijo que los estados del país formarán grupos de trabajo que se encargarán de identificar y después deportar a los ciudadanos de otros países que se encuentren ilegalmente en India.
Pese a eso Rijiju declaró en más de una ocasión que Nueva Delhi tiene el derecho a deportar a los inmigrantes indocumentados, incluidos los rohinyás, señalando que "la India acogió el mayor número de refugiados del mundo y por eso nadie tiene el derecho a aleccionarla cómo proceder en el caso de los rohinyás".
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Pero ahora en un comentario al portal Hindu anunció que el Gobierno indio no tiene plan definitivo sobre la deportación de los rohinyás y que la India "atribuye la primordial importancia a los asuntos humanitarios y siempre ha acogido a los refugiados".
Rijiju señaló que "la ONU y otras organizaciones internacionales no comprenden los problemas de seguridad nacional de la India (…), que siempre ha sido una nación humanitaria".
"Los rohinyás todavía están aquí", subrayó.
El conflicto entre los rohinyás y la población autóctona, que lleva años produciéndose en el estado birmano de Rakáin, ha experimentado en los últimos tiempos una escalada.
Los militares de Birmania están llevando a cabo una operación en Rakáin contra el grupo radical rohinyá que el 25 de agosto pasado atacó varios puestos policiales y cuarteles del Ejército en este estado.
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Birmania, una nación mayoritariamente budista, deniega ciudadanía y derechos civiles a esta comunidad musulmana de unos 1,1 millones de personas, alegando que son inmigrantes bengalíes.