Te sientes mal: tienes dolor de garganta y estás resfriado. Vas a la farmacia y te compras un antibiótico, pensando que eso solucionará el problema. Craso error: estás alimentando un fenómeno que amenaza seriamente a la salud pública, la resistencia bacteriana. Según el médico español Miguel Cisneros, se trata de una "guerra biológica" que la humanidad está perdiendo.
"Estamos ante una guerra biológica en la que hemos recibido una lección de humildad de las bacterias, que han ganado esta primera batalla. Han derrotado al poderoso arsenal de antibióticos del que disponíamos", dijo a Sputnik el integrante de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica.
De hecho, algunos expertos hablan de una "era postantibiótica". De acuerdo con Francisco Nacinovich, jefe de infectología del Instituto Cardiovascular de Buenos Aires es "una situación muy preocupante y dramática para toda la región y el mundo". Implica de cierta manera retrotraerse a una época en la que no existían medicamentos para combatir infecciones bacterianas, que provocaban numerosas muertes.
"Es como volver al escenario en el que estaba Alexander Fleming cuando descubrió la penicilina. Parece muy apocalíptica esta frase, pero es una realidad", aseveró el infectólogo argentino.
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Las bacterias desarrollan naturalmente "mecanismos de mucha astucia" para no sucumbir ante el contacto con sustancias que los aniquilan. Utilizar antibióticos sin respetar las pautas indicadas por un profesional —como dosis o frecuencias de uso— o sin control alguno únicamente alimenta esta capacidad.
La nueva generación de #antibióticos surge del lugar más inesperado https://t.co/BL5Tdm3BTH pic.twitter.com/nB7WOTVR9i
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"Las bacterias son muy hábiles en ese sentido. Lo que hacen es evitar un antibiótico para el cual se hacen resistentes, de manera que el efecto buscado con esa droga no se alcanza. La bacteria puede seguir viviendo y multiplicarse incluso en ese medio donde está el fármaco, entonces las herramientas que tenemos para tratar esas infecciones se van limitando cada vez más", detalló Nacinovich.
"La mayoría —entre un 60 y 80 %— de los antimicrobianos que se producen en el mundo se utilizan principalmente para la salud de los animales de consumo. El resto se usa para salud humana. Por eso es que la OMS ha propuesto ya desde hace unos años el lema 'Una Salud' para enfocar el problema de la resistencia", resaltó el infectólogo argentino.
En la misma línea se expresó Cisneros, quien subrayó que "los antibióticos no entienden de especies". Además, la interacción entre las bacterias presentes en los hospitales —donde la resistencia plantea un desafío considerable— y la comunidad también vuelve al asunto más difícil de abordar.
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Cisneros puso como ejemplo las infecciones por la bacteria Klebsiella pneumoniae, que provoca infecciones en el tracto urinario, en los pulmones y en la sangre. Según el español un estudio reciente demuestra que cuando esta bacteria es resistente a los carbapenem, "un grupo de antibióticos muy potentes", los pacientes "tienen cuatro veces más riesgo de morir" en comparación con aquellas infecciones provocadas por gérmenes sensibles a la sustancia.
"Los pacientes con Klebsiella pneumoniae tienen mortalidad semejante a la que tenían los pacientes antes de que hubiera antibióticos, un 70%. Dos de cada tres mueren. Esto es volver al principio del siglo XX y esto está sucediendo en hospitales de todo el mundo", remató.
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Afortunadamente, no todo el panorama es oscuro: la resistencia a los antibióticos se puede mitigar, aunque no es una tarea simple. En países como Francia, Alemania, Reino Unido o España se han implementado estrategias para combatir el fenómeno.
"A más presión antibiótica más resistencia bacteriana. Si reducimos la presión antibiótica, las bacterias reducen la resistencia y vuelven a ser sensibles. Esto es muy esperanzador", dijo el médico español.
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Por un lado, las instituciones sanitarias deben generar conciencia en el personal y los agentes involucrados en la prescripción. No obstante, una pata fundamental son los ciudadanos, que necesitan estar informados, a criterio de los entrevistados.
Vuelve la #sífilis y esta vez no cede ante los antibióticos https://t.co/hwQyUPQUHV pic.twitter.com/G0A0QIXXNJ
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"Los hemos maleducado en una época de abundancia. Hay que entender que los antibióticos son muy buenos y han salvado más vidas que otros medicamentos. Pero hay que informar que mal utilizados son peligrosos, no solo para la salud de la persona, sino también para la sociedad", concluyó Cisneros.