Así, los investigadores de tres compañías farmacéuticas descubrieron esta proteína paralelamente. De acuerdo con los científicos, esta proteína —que provoca anorexia a las personas que tienen cáncer en etapa tardía— apunta a las zonas del cerebro donde se encuentra el receptor denominado GFRAL. Se trata del área postrema, una estructura medular que controla el vómito, así como el núcleo del tracto solitario, encargado del comportamiento alimentario de una persona.
Por su parte, la compañía Janssen BioTherapeutics, de San Diego, realizó un experimento similar en monos, utilizando una versión más potente de la proteína GDF15, que permaneció en la sangre de los animales durante 4 semanas. Como resultado, los monos perdieron el 4% de su peso.
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Los investigadores creen que esta proteína se podrá usar como parte de un tratamiento contra la obesidad. No obstante, subrayaron que todavía es imposible saber exactamente si provoca náuseas.
"Como no se puede preguntar a los animales de cómo se sienten, existe el riesgo de que este medicamento cause náuseas", explicó Richard Palmiter, de la Universidad de Washington en Seattle.