La denuncia, que tiene el nivel de alerta 2 y avisa sobre la obstaculización del trabajo de los periodistas, también menciona el caso de la reportera de la televisión rusa Rossiya 24 Tamara Nersesián, deportada por las autoridades ucranianas el pasado 15 de agosto.
El 30 de agosto el Canal 1 de la televisión rusa para el que trabaja Kurbátova denunció que la periodista había sido secuestrada en Kiev.
Más tarde el Servicio de Seguridad de Ucrania comunicó que Kurbátova fue detenida y luego deportada a Rusia, con una prohibición de entrada en el país por el plazo de tres años, supuestamente por "perjudicar los intereses nacionales de Ucrania".
El 31 de agosto la comunicadora llegó a Moscú.
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La Cancillería rusa calificó el secuestro y la deportación de Kurbátova como "una provocación deliberada" y expresó la esperanza de que las organizaciones de derechos humanos internacionales y otras estructuras que defienden la libertad de prensa reaccionen ante el "desenfreno de las autoridades ucranianas".
No es la primera vez cuando las autoridades ucranianas limitan el trabajo de los medios de comunicación en Ucrania o prohíben la entrada a los periodistas que presuntamente llevan a cabo "una actividad antiucraniana".
El último de estos casos tuvo lugar el pasado 25 de agosto cuando el Servicio de Seguridad de Ucrania expulsó del país y prohibió la entrada por tres años a dos periodistas españoles, Antonio Pampliega y Manuel Ángel Sastre.
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El acoso a los periodistas por parte de Kiev fue criticado por la OSCE, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) y la Unión de Periodistas de Ucrania.