Vladimir Roslik fue el último asesinado por la dictadura uruguaya (1973-1985), el 16 de abril de 1984. Su muerte despertó la indignación social contenida durante 11 años de Terrorismo de Estado.
'Roslik, y el pueblo de las caras sospechosamente rusas' es el título de este documental que conjuga imágenes de época, del presente y animación, con el objetivo de relatar el absurdo y brutal asesinato del médico de origen ruso, y de reconstruir desde el presente la búsqueda por verdad y justicia de su familia.
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"Creo que es algo que nos sigue pasando porque todavía tenemos esa deuda pendiente que la película cuenta desde lo humano, desde la emoción y desde lo que ellos están viviendo con eso", explica el director Julián Goyoaga.
Pasaron solo 24 horas desde que los militares se llevaron a Roslik de su casa en la colonia rusa San Javier, y la notificación a Mary de que su marido había muerto. Le entregaron el cuerpo y le dijeron que sufrió paro cardiorrespiratorio sin violencia. Pero ella sabía que no era cierto y buscó certificar que se trató de una derivación de las torturas recibidas.
Roslik no tenía nada que decir. No era militante activo políticamente ni integró nunca organización alguna. Su único delito era ser descendiente de rusos y haber estudiado en Moscú.
"Para mi ha sido muy traumático, y para él [su hijo Valery] que no lo vivió pero todo se lo cuentan, también. Hemos tenido y seguimos teniendo muchos traumas y problemas con esto que nos pasó. Este documental es para que quede algo para la historia, para que la juventud se entere, y para que el caso se siga investigando", expresó Zabalkin.