La entrada de los diputados fue autorizada expresamente por el primer ministro Benjamín Netanyahu, quien ahora deberá decidir si sigue permitiendo la entrada de ministros y parlamentarios judíos en la Explanada después de haberla prohibido en 2015.
El jeque Omar Kiswani, director de la Mezquita al Aqsa, considera que autorizando la entrada de los dos parlamentarios, Netanyahu quiso enviar una señal de que es él quien controla la situación en la Mezquita al Aqsa.
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Un tercer jeque, Raed Dana, dijo que Netanyahu quiere desviar la atención de los casos de corrupción en los que está implicado.
Por su parte, Hatem Abdel Qader, funcionario de Fatah del departamento de Jerusalén, cree que la intención de Netanyahu es "tensar la situación" en Jerusalén, y tendrá "graves repercusiones".