"Sabemos que hay gente que quiere parar Brasil y ese deseo no tiene límites, quiere colocar obstáculos a nuestro trabajo, sembrar desorden en las instituciones, pero tengo fuerzas para resistir, porque lo que estamos haciendo es necesario y sirve únicamente a la sociedad brasileña", afirmó.
En opinión del líder del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) el actual momento pide sobriedad, responsabilidad y paciencia, y añadió que "ninguna fuerza" le desviará de su rumbo porque Brasil es mayor que sus problemas.
"Los brasileños son trabajadores y generosos, si desconfían de la política es porque sufrieron mucho y amargaron grandes decepciones, pero al final siempre animan para que las cosas salgan bien", aseguró el presidente.
Temer prometió que la "agenda negativa" no afectará al ánimo de su equipo de Gobierno y que en su visita oficial a China representará las mejores energías brasileñas, con perseverancia y mucho trabajo.
El presidente brasileño es el líder más impopular en la historia reciente del país; tan solo el cinco por ciento de los ciudadanos aprueba su gestión, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) difundidos a finales de julio.
Además, Temer podría enfrentarse en las próximas semanas a una nueva denuncia de la Procuradoría General de la República (la Fiscalía).
Se espera que el fiscal Rodrigo Janot le denuncie por un presunto delito de obstrucción a la Justicia antes de dejar el cargo, a mediados de septiembre.
Antes, Temer ya fue denunciado por un delito de corrupción pasiva por presuntamente haber recibido sobornos del grupo cárnico JBS, pero la Cámara de Diputados decidió archivar la denuncia, salvando así su puesto en la presidencia.
Desde que estallaron estos escándalos el pasado mes de mayo Temer reiteró en numerosas ocasiones que no piensa dimitir porque su prioridad es llevar adelante su agenda de reformas y consolidar la recuperación económica del país.