"Podría parecer que una retórica de estas características tiene que garantizar que los países de la OTAN al este de Europa gocen de tecnología y armamento militares modernos (…) sin embargo, comparadas con la flota rusa del Báltico, las fuerzas navales de Letonia, Lituania y Estonia parecen más bien una bandada transparente de mosquitos", opina Jrolenko.
Jrolenko se basa en los datos del portal Global Fire Power, que destripa el poder militar de todos los países. Los resultados de Lituania y de Estonia dejan mucho que desear, según el columnista. En el caso del primero, "se trata de 18 embarcaciones de los años 80":
"Detectores de minas clase Tripartite (un proyecto conjunto de Francia, Bélgica y Holanda), buques patrulleros clase Storm y clase KBV. En 2011 Lituania obtuvo el primer catamarán patrullero Skrunda y prácticamente desarmado", revela Jrolenko.

Las fuerzas navales de Lituania cuentan también con un pequeño buque antisubmarinos del proyecto 1124M, cuatro patrulleros daneses de clase Flyvefisken, otro patrulleros Storm, dos detectores de minas de construcción inglesa M53 y M54, uno noruego, un buque hidrográfico y un remolcador. En total, 12 embarcaciones cuyo éxito en la batalla no depende de cuántos sean "sino de su calidad", apunta Jrolenko.
Armados a duras penas
Los detectores de minas ingleses Hunt se comenzaron a construir en 1980. Este 'vejestorio' está hecho de plástico reforzado con vidrio, tiene dos motores diésel de 3800 caballos y una velocidad máxima de 35 kilómetros por hora. Sus opciones de ataque son modestas.
"Un cañón automático antiaéreo Bofors de 40 mm del tiempo de la Segunda Guerra Mundial y dos sistemas de artillería de 20 mm (…) Probablemente, la principal tarea de los bálticos sea la de limpiar manualmente el mar de las minas para los 'blancos' de la OTAN", cree Jrolenko.
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El autor ironiza con el resto del armamento:
"No menos interesantes resultan los patrulleros Storm que construyó Noruega en los años 60. En concreto, el de Lituania se construyó en 1967, fue retirado [de la Armada Real de Noruega] en el año 2000 y vendido a sus aliado en el Báltico sin misiles".
Dado que es por todos sabido en Occidente que 'Rusia se prepara para contrarrestar a la OTAN en la región del Báltico', prosigue el autor, el irrisorio gasto en armamento con el que están armando al este de Europa "deja clarísimo la relación que tiene Bruselas con sus aliados bálticos": unos países que se usan como carne de cañón.