"Un soldado y 10 policías sacrificaron sus vidas por el país", reseña el diario tailandés The Nation la declaración que el máximo jefe militar hizo en su página de Facebook.
En los enfrentamientos, según el general Min Aung Hlaing, fueron abatidos 21 guerrilleros.
Ningún grupo rebelde de los rohinyás ha reclamado la autoría de los ataques, pero se sospecha que son obra del recién creado Ejército para la Salvación Rohinyá de Arakan (ARSA, por sus siglas en inglés).
Los ataques son los más importantes y los mejor preparados desde que las fuerzas de seguridad iniciaron una operación especial en las montañas Mayu del norte de Rakáin.
El dispositivo, a cargo de la 33ª División de Infantería Ligera, busca cercar las bases de los rebeldes rohinyás, bloquear su escapatoria a Bangladés y diezmar sus filas.
El estado de Rakáin vive una escalada del conflicto entre los budistas birmanos y los rohinyás, un grupo étnico musulmán del norte del estado.
Birmania no les otorga ciudadanía a los rohinyás al considerarlos inmigrantes ilegales del vecino Bangladés.
A raíz de los disturbios en 2012 fueron quemadas aldeas enteras de los rohinyás.
El conflicto en Rakáin se agudizó después de que los combatientes armados de los rohinyás realizaran en octubre y noviembre de 2016 una serie de ataques contra guardias fronterizos del estado.