Ciertos medios europeos, en su campaña/cruzada político/periodística contra Donald Trump publican estos días fotos de familias haitianas intentando cruzar la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Los pies de fotos son sucintos: "refugiados que huyen de la política de inmigración del Presidente Trump". La cuestión es mucho más delicada y no basta con presentar los hechos como un debate entre "buenos y malos".
A partir de ese momento, redes sociales, medios de comunicación haitianos en EEUU e iglesias sin ningún escrúpulo lanzan mensajes a su comunidad para convencerles de que Canadá les acogería sin problema.
Trudeau, "mercader de ilusiones"
Esta falsa propaganda se construyó en parte tras las palabras del Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau, que en un ejercicio de comunicación calificado ahora de insensato, tuiteó mensajes como este: "A todos los que huyen de la persecución, el terror y la guerra, sepan que Canadá les acogerá independientemente de sus creencias. La diversidad es nuestra fuerza".
To those fleeing persecution, terror & war, Canadians will welcome you, regardless of your faith. Diversity is our strength #WelcomeToCanada
— Justin Trudeau (@JustinTrudeau) 28 января 2017 г.
Estas bellas palabras, acogidas por la supuesta progresía mundial con loas y festejos —en plena campaña de prensa anti-Trump— están siendo desmentidas por la realidad y han hecho surgir, por primera vez en el país, enfrentamientos políticos y encontrofnazos callejeros entre partidarios de regular la inmigración con la ley en la mano y defensores de la generosidad sin límites.
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El problema se complica porque Estados Unidos y Canadá suscribieron en 2004 la "Entente entre terceros países", un acuerdo por el que los refugiados deben pedir asilo en el primer país al que llegan. Si un refugiado que se encuentra en territorio de Estados Unidos quiere trasladarse a Canadá, este pacto lo impide.
Aún así, la oposición, tanto a nivel federal como en la provincia francófona de Quebec, acusa al gobierno de incumplir esta norma y define la frontera entre los dos países como "un coladero". Así lo hace el jefe de la "Coalición Porvenir de Quebec", Françóis Legault.
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El ejército está encargado de ayudar a los más de 7.000 haitianos que han llegado a Canadá desde el mes de julio. Campamentos improvisados con tiendas de campaña forman ya parte del paisaje en algunos puntos del territorio quebequense.
De la seducción a la decepción
Desde enero de 2016 Canadá ha acogido 40.000 refugiados. Pero, para los haitianos que prefieren no volver a su país y seguir buscando un futuro "al Norte", los trámites administrativos de acogida pueden suponer un suplicio.
Jean François Lisée, jefe del independentista Parti Québécois, insiste sobre el engaño al que se ven sometidos los haitianos: "Primero se les seduce; después vendrá la decepción. No es una política respetable".
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Otras figuras políticas insisten en la crítica a Trudeau y alertan sobre el sentimiento creciente de inseguridad y la preocupación ciudadana respecto a un sistema de acogida hasta ahora vendido como modelo: "toda esta situación favorece que la extrema derecha ocupe el espacio político y muestra la desconexión entre las élites políticas y la ciudadanía", afirma el alcalde de la ciudad de Quebec, Régis Lebeaume.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK