El Salvador, Honduras, Guatemala, Nicaragua y Costa Rica suscribieron el 7 de agosto de 1987 el acuerdo de Esquipulas II, corolario del suscrito un año antes, que había puesto en marcha el proceso de paz. Eran tiempos de dictaduras, guerrillas y operaciones desestabilizadoras.
El presidente estadounidense de aquel entonces, Ronald Reagan, insistió con intervenciones militares como la de los "contras" en Nicaragua para derrocar al líder de la revolución sandinista Daniel Ortega. "Pero la búsqueda del bien común de los líderes de aquella época permitió ese acuerdo. Hay que destacar la lucidez que tuvieron", resaltó González.
"Estados Unidos mantuvo su rechazo ante la solución negociadora, pero al final tuvo que sumarse. Los dirigentes de ese tiempo tuvieron la visión y la valentía de abrir una vía distinta a la predominante. Esto hay que destacarlo porque la región y los países en conflicto buscaron soluciones que respondieran a los problemas más convenientes para la gente, y no en base a la visión de la realidad, la política e intereses estadounidenses", sostuvo González.