No obstante, antes de comenzar a amenazar a nuestra salud, podrían ser útiles para resolver algunos misterios biológicos y ayudar a los investigadores a entender de dónde surgieron estos microorganismos.
Los científicos de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, han encontrado estos virus en un lago, cerca de la costa de la Antártida. Consideran que su origen puede remontarse a algunas de las células más antiguas de nuestro planeta y los resultados de su descubrimiento fueron publicados en la revista Nature Microbiology.
En las profundidades del lago, los investigadores descubrieron un organismo similar a una bacteria. Esta forma de vida, sin embargo, es de un género distinto al de las bacterias. Este tipo de organismo unicelular que vive en entornos duros es conocido como Archaea.
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Lo que llamó especialmente la atención de los biólogos fue que este plásmido en particular se comportaba de un modo poco común. En lugar de permanecer recluido dentro de su célula huésped, como la mayoría de sus 'parientes', este plásmido —que fue bautizado como pR1SE— fue capaz de liberarse y, encerrado en una burbuja protectora de grasa, abandonar su célula.
Este comportamiento es muy similar al de los virus y es por ello que una de las tesis de los expertos es que el pR1SE podría ser una especie de eslabón perdido entre los pequeños fragmentos de ADN y los virus.