Los investigadores simularon el ambiente en el interior de estos planetas creando ondas de choque en plástico con un láser óptico. Durante el experimento, casi cada átomo de carbono del plástico original se incorporó en pequeñas estructuras de diamantes de hasta unos pocos nanómetros de ancho, observaron los científicos.
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En Urano y Neptuno, los diamantes serían mucho más grandes, tal vez de millones de quilates de peso, afirman los autores del estudio.
En las capas intermedias de los planetas gigantes helados, el metano forma cadenas de hidrocarburos para responder a altas presiones y temperaturas en capas más profundas y formar la precipitación espumosa.
Por medio de un láser óptico de alta potencia, se crearon pares de ondas de choque en el plástico con la combinación correcta de temperatura y presión. Cuando las ondas de choque se superponen, ese es el momento en que la mayoría de los diamantes se forman, explica Dominik Kraus, científico de Helmholtz Zentrum Dresden-Rossendorf y autor principal del estudio.