El pueblo es una fiera de múltiples cabezas (Alexander Pope, 1688-1744)
La despiadada y cínica guerra mediática, económica, financiera y sicológica contra Venezuela, desatada por Washington y su cartel de cipayos europeos, latinoamericanos y venezolanos, fracasó rotundamente porque el pueblo venezolano emitió su voto de confianza al chavismo en las elecciones a la Asamblea Nacional Constituyente. Fue un golpe inesperado para la derecha mundial que, según los pronósticos de sus servicios de inteligencia y los analistas experimentados de sus 'think tanks', ya estaba lista para festejar su victoria 'anunciada' al utilizar todo su fuerza para sabotear las elecciones a través de la violencia brutal, incluyendo asesinatos.
Lea más: "Un voto profundamente antiimperialista": la elección en Venezuela desata polémica
Más: Plebiscito en Venezuela: "La oposición perdió unos 200.000 electores"
Le puede interesar: Claves para entender por qué EEUU no se mete con el petróleo venezolano
Lea también: Las ventajas estratégicas que Venezuela sacó de la caída de los precios del petróleo
Fue un golpe duro no solo a la petrolera sino al ego de Rex Tillerson, cuya "filosofía", según su propia confesión a Steve Coll, consiste simplemente en "ganar dinero". Aquella vez Tillerson perdió y aprendió a actuar con cierta cautela, algo que se vio en sus relaciones con Putin cuando era el presidente de Exxon. Pero nunca perdonó al chavismo por su fracaso en Venezuela y ahora siendo secretario de Estado hace el mayor esfuerzo para ayudar a la oposición en su tarea de sacar a Maduro del poder haciendo revivir, según Misión Verdad, "el conflicto político interno y hacer desprestigiar al gobierno de Maduro a nivel mundial".
Lea más: "No nos iremos de Venezuela": Rosneft y PDVSA planean un proyecto a gran escala
Más: Crisis en Venezuela: "EEUU nunca pregunta cuando decide invadir en otros países"
Lo único que le queda a Washington es seguir apoyando a la oposición que en estos días se quedó sorpresivamente callada. El vicepresidente de EEUU, Mike Pence, llamó a uno de los líderes más radicales de la oposición, Leopoldo López, condenado por provocar violencia en el país en 2014 que resultó en 43 muertos. Pence agradeció a López por "su coraje y defensa de la democracia en Venezuela" y le prometió que "EEUU responderá con fuertes y rápidas sanciones económicas por la imposición de la Asamblea Constituyente". El mismo Herbert McMaqster se limitó a decir que "Maduro no es solo mal líder: ahora es un dictador". En Europa, la vicepresidenta de la Unión Europea, Federica Moghereni, calificó a la Asamblea Nacional Constituyente como antidemocrática y exhortó a la UE a dar el mayor apoyo a la oposición venezolana.
Más: Cancilleres latinoamericanos "condenan la ruptura democrática" y proponen sanciones contra Venezuela
En realidad, estos cipayos de Washington no tienen su propia opinión ni están orgullosos de sus países y sueñan con ser americanos dispuestos a entregar sus naciones a cualquier presidente de Norteamérica. Ni siquiera entienden bien las instrucciones de su amo que hace poco por medio del secretario adjunto de Estado para América Latina, Michael Fitzpatrick declaró que "respetamos el gobierno oficial de Venezuela y del presidente Maduro en este momento y no se plantea reconocer a la Asamblea Nacional [de la oposición] como un gobierno paralelo".
Entonces, como declaró Nicolás Maduro tras proclamar la victoria, "¡Qué carajo nos importa lo que dice Trump!".
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK