El descubrimiento podría conducir a un gran avance en el tratamiento de la obesidad, que está alcanzando niveles epidémicos en muchos países del mundo.
Los investigadores del Programa de Enfermedades Metabólicas y Obesidad han demostrado en modelos de laboratorio que la alimentación controla la conversión de la grasa blanca, que almacena la energía, en grasa marrón, que la gasta. La grasa en el cuerpo humano se almacena en células especializadas llamadas adipocitos, que pueden cambiar del estado blanco al marrón, y viceversa.
Los investigadores pusieron de relieve que la capacidad del cerebro para detectar la insulina y coordinar la alimentación con el gasto energético está controlada por un mecanismo semejante a un interruptor, que se activa después del ayuno. Dicho mecanismo sirve para inhibir la respuesta a la insulina, reprimir la 'marronización' y conservar la energía.
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"Lo que ocurre en el contexto de la obesidad es que el interruptor permanece encendido todo el tiempo", explica el investigador principal, Tony Tiganis. De este modo, en el organismo humano se acumula la grasa blanca, lo que conduce inexorablemente al sobrepeso.