La fuente indicó que el entonces director del FBI, James Comey, propuso deportar tantos agentes rusos de inteligencia como fuera posible, mientras que un funcionario de la NSA recomendó sancionar al presidente ruso, Vladímir Putin.
Los servicios de seguridad estadounidenses acusan a Rusia de haberse inmiscuido en las elecciones presidenciales de EEUU en 2016 para asegurar la victoria del republicano Donald Trump, algo que niegan de forma rotunda las autoridades rusas.
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A finales del año pasado, la Administración Obama impuso sanciones a nueve entidades e individuos rusos por la "injerencia" en las presidenciales de 2016 y la supuesta presión ejercida sobre los diplomáticos estadounidenses que trabajan en Rusia.
El presidente ruso, Vladímir Putin, al referirse a ese informe dijo que no tenía nada que probase la interferencia de Rusia en el proceso electoral de EEUU.
El portavoz del mandatario ruso, Dmitri Peskov, y el canciller Serguéi Lavrov calificaron a su vez de "absolutamente infundadas" las acusaciones de Washington.
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El pasado 2 de agosto el presidente actual de EEUU, Donald Trump, promulgó la ley que contempla nuevas sanciones contra Rusia por su supuesta interferencia en las presidenciales de 2016 que incluye nuevas restricciones a altos cargos rusos, endurece las condiciones de financiación en EEUU para algunas entidades rusas y deja la puerta abierta a las sanciones contra las compañías europeas por colaborar con Moscú en importantes proyectos relacionados con la exportación de hidrocarburos rusos.