"Tenemos una acción conjunta desarrollada junto al Ministerio de Relaciones Exteriores con esos países, creando acuerdos operacionales en términos de inteligencia, defensa y fuerzas policiales para el combate a esos delitos transnacionales", explicó el ministro de Defensa brasileño, Raul Jungmann, durante una audiencia en la Cámara de Diputados, según recoge la estatal Agência Brasil.
En la zona fronteriza actúan organizaciones responsables de tráfico de drogas y armamento que afectan a Brasil, informó el ministro.
Las autoridades brasileñas se reunirán el 11 de este mes con sus pares de Perú en Tabatinga (noroeste de Brasil) en el estado de Amazonas y el 16 y 17 con los representantes bolivianos en La Paz (centro-oeste).
El objetivo es reducir la capacidad operacional de los grupos que actúan en la frontera, desmantelando los arsenales, llegando al comando de las bandas y sofocando su capacidad financiera, informó el ministro.
En su opinión, solo así se podrá ver resultados, por ejemplo en la situación de violencia que vive Río de Janeiro, que a pesar de estar a miles de kilómetros de las fronteras amazónicas recibe fusiles de guerra para el narcotráfico a través de esas vías.
Los militares también presentaron a los diputados los primeros resultados del proyecto piloto del Sistema Integrado de Control de Fronteras, que se está desarrollando actualmente en la línea divisoria con Paraguay, pero que podría ampliarse a otras zonas en 2019.
Otra de las acciones de las Fuerzas Armadas de Brasil en la frontera en los últimos meses fue la Operación Ostium, que definió las rutas de entrada y salida del tráfico aéreo.
Desde marzo pasado se redujo un 75 por ciento el número de vuelos desconocidos y se interceptaron 153 aeronaves sospechosas, según datos del Ministerio de Defensa de Brasil.