Mientras aumenta la histeria internacional en torno a las pruebas de misiles por parte de Pyongyang, las promesas del presidente de EEUU, Donald Trump, de resolver rápidamente la cuestión norcoreana parecen imposibles de cumplir.
El líder estadounidense ha intentado asustar a Kim Jong-un mediante el despliegue de tres portaviones, acompañados de sus respectivas embarcaciones de apoyo, cerca de las zonas costeras norcoreanas.
Los altos cargos militares de EEUU, entre ellos el general Joseph Dunford, jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, también han mostrado ya su disposición a atacar Corea del Norte innumerables veces. Por su parte, Nikki Haley, la embajadora de Washington ante la ONU, subrayó que "el tiempo para negociar se había agotado", dado que "la escalada desestabilizadora de Corea del Norte es una amenaza para todas las naciones de la región y más allá".
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Por su parte, Pyongyang parece estar riéndose de los políticos y militares occidentales, pues sigue llevando a cabo sus pruebas de misiles y está preparada para reanudar los ensayos nucleares a cualquier momento, consideró Litovkin. El país asiático no tiene en cuenta las numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU e ignora el hecho de que no solo EEUU, sino también China y Rusia condenan la postura norcoreana.
Pero, ¿qué motivos impulsan a Corea del Norte a seguir actuando de esta manera?
Parece paradójico que, cuantas más pruebas de misiles y nucleares realiza Corea del Norte con el objetivo de asegurar la defensa nacional, más amenazas y mayor es la probabilidad de que la nación de Kim Jong-un sea atacada. Sin embargo, al líder norcoreano "poco le importa", aseguró Litovkin.
"Kim Jong-un sabe muy bien que Sadam Husein e Irak no tenían misiles ni armas nucleares, y lo que les sucedió es bien conocido. Tampoco poseían semejante arma Muamar Gadafi y Libia y tuvieron un futuro poco envidiable. Así como tampoco tienen dichas armas Bashar Asad y Siria (…). Y, si no fuera por la ayuda de Rusia, Siria y su líder correrían la misma suerte que Yugoslavia o Irak", sugirió el analista.
Pese a que nadie sabe a ciencia cierta cuántos misiles y ojivas nucleares posee Pyongyang, si es que acaso los tiene, nadie ataca al país asiático. Esta imprevisibilidad, unida al temor de tener gran cantidad de pérdidas humanas, impide a EEUU y sus aliados poner fin a la amenaza norcoreana. Por eso se ponen "histéricos" en Washington, en Seúl y en Tokio, pero, al final, no toman ninguna medida contra Kim Jong-un, consideró el autor del artículo.
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Litovkin considera, sin embargo, que la cuestión norcoreana no es irresoluble, tal y como asegura Occidente. Moscú y Pekín ya han hecho infinidad de propuestas oficiales para la resolución diplomática del conflicto a través de acuerdos. Rusia ha ideado incluso un plan para reducir la tensión en la península de Corea, que prevé la disminución mutua y gradual de amenazas y actos de provocación entre EEUU y Corea del Norte.
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Por su parte, Pyongyang aseguró que estaría dispuesta a detener sus pruebas militares si Washington estuviese dispuesto a firmar acuerdos respetuosos y equitativos en relación a las dos partes. Corea del Norte también necesitaría una garantía de no agresión y de que EEUU no buscaría un cambio en el Gobierno norcoreano. Washington, sin embargo, se negó categóricamente a negociar con Pyongyang.
"La razón, a pesar de todas las excusas supuestamente convincentes, es obvia. El conflicto acerca de los programas de misiles y nucleares de Pyongyang es muy provechoso para Washington. Estados Unidos va de farol", argumentó Litovkin.
Gracias al discurso del miedo hacia Corea del Norte, EEUU ha logrado permiso para instalar su sistema antimisiles THAAD en Corea del Sur y, de esa manera, controlar el territorio norcoreano y, paralelamente, el sur de China y la región rusa de Primorie.
"Estados Unidos echa la culpa de la no resolución de la cuestión norcoreana a Rusia y China y no admite ante el mundo entero que son ellos mismos quienes se niegan a resolver el problema", concluyó Litovkin.
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