Rusia cuenta con numerosas estaciones eléctricas que convierten hidrocarburos en energía. Sin embargo, las regiones norteñas del país eslavo todavía carecen de centrales eléctricas. Asimismo, la velocidad del viento supera los 5 u 8 metros por segundo en algunas partes de las zonas costeras árticas, una velocidad suficiente para la generación de energía eólica.
Ninguno de los aerogeneradores de fabricación extranjera logró pasar la reciente prueba llevada a cabo en la península de Kanín, en el Ártico, lo que indica que estos equipamientos son incapaces de funcionar de manera eficaz en condiciones extremas. De este modo, se adoptó la decisión de equiparlos con sistemas de gestión y frenado.
Cabe señalar que el invento ruso consume cantidades muy bajas de energía para frenar las aspas. El sistema está compuesto por un bloque mecánico y uno eléctrico, un microcontrolador y varios sensores. Todo ello ayuda a monitorear el estado del generador eólico en cada momento.
"Nuestro sistema no tiene igual en el mundo. En el Ártico, obtendremos los primeros beneficios en una semana o en un mes, es decir, tras el primer huracán. El costo del sistema solo será de un 2 o 3% del valor total del aerogenerador, además, tendrá una vida útil de 35 años", explicó el científico Evgueni Sirotkin.
Se prevé que estos novedosos equipos se fabriquen en una fábrica militar con la que actualmente colabora la Universidad de los Urales del Sur. Se espera que los científicos produzcan los componentes del sistema y luego los suministren a los talleres de la planta.