Según reveló a la agencia FAN Valeri Petrosián, consultor de la ONU en materia de seguridad química y profesor de la Universidad Estatal Lomonósov de Moscú (MGU), esta sustancia se utiliza particularmente en la producción de plásticos, pegamentos y pinturas. Su carácter nocivo ha sido probado en experimentos de varios laboratorios. En las ratas alimentadas con productos a los que se les agregaba acrilamida en pequeñas dosis, rápidamente aparecían tumores malignos.
Varios países han establecido estrictas reglas acerca de la concentración de esta sustancia en el agua potable, pero, hasta ahora, pocos se habían percatado de que la acrilamida aparecía en varios productos comestibles después de ser tratados con altas temperaturas.
Recientemente, en la Unión Europea se votó un nuevo reglamento para reducir la presencia de acrilamida en los alimentos. El documento espera ahora la firma del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Su entrada en vigor está prevista para el 2018.