De acuerdo con la revista Foreign Policy, los rumores del mal estado de salud del líder supremo han circulado durante más de una década.
"Aunque el estado de salud de Jameneí sigue siendo un secreto, el Gobierno iraní está preparando con urgencia su sucesión. En diciembre de 2015, Alí Akbar Hashemi Rafsanjani, expresidente del país, abordó este tema tabú. Admitió públicamente que un consejo dentro de la Asamblea de Expertos, el organismo que selecciona al líder supremo, ya estaba examinando a los potenciales sucesores", se afirmó en un artículo publicado por la revista en abril.
"El poder del líder supremo de Irán en el país es realmente ilimitado. A lo largo de su vida es comandante en jefe, jefe de la República Islámica y líder religioso e ideológico del país, el que controla todas las esferas de la vida. Mientras que el presidente, que se elige cada cuatro años, es el número dos y se ve obligado a seguir la línea general, consagrada por el líder supremo y sus aliados", explicó a Sputnik Vladímir Sazhin, miembro del Instituto de Estudios Orientales de la Academia de Ciencias de Rusia especializado en Irán.
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De acuerdo con Sazhin, la posible dimisión del Alí Jameneí podría ser el mayor cambio político en la República Islámica durante los últimos 28 años, desde 1989, cuando murió Ruhollah Jomeini, fundador de la República Islámica de Irán y líder de la revolución iraní de 1979.
Al mismo tiempo, se ha reducido constantemente el papel del Gobierno, ya que se han creado estructuras paralelas y sus representantes directos e indirectos han llegado a los Ministerios, Universidades y Fuerzas Armadas del país.
El analista sostuvo que el poder concentrado en manos del líder supremo de Irán es de tal magnitud que su reemplazo podría causar cambios verdaderamente tectónicos en la política interior y exterior de la República Islámica. Lo más peligroso en esta situación sería intervenir y efectuar presión. Sin embargo, la Administración Trump, según su opinión, parece estar haciendo exactamente esto.
El otro escenario permitiría limitar los poderes del líder supremo a favor del presidente. La tercera vía sugiere proseguir con el balance de fuerzas que existe ahora.
"En cualquier caso, todo dependerá de la candidatura que la Asamblea de Expertos planteará para el cargo del nuevo líder supremo", concluyó el analista político.
Independientemente del poder que posee el líder supremo, cualquier candidatura en reemplazo a Alí Jameneí sería la de un conservador religioso. "No debemos esperar que se efectúen cambios bruscos en la política interior y exterior del país", señaló el director del Centro de Oriente Medio y el Centro de Estudios de Asia, Semión Bagdasarov.
"Sin embargo, en el futuro cercano no debemos esperar un cambio brusco en el rumbo político del país", afirmó el diplomático. Nadie en Irán quiere un cambio revolucionario y tampoco está interesado en 'agitar las aguas'. Todos los poderes parecen estar satisfechos con el desarrollo del país.
Los analistas políticos también reflexionaron sobre el papel de EEUU en los nuevos acontecimientos en la arena política del país.
"Estados Unidos quiere derrocar al régimen iraní a través del escenario afgano o iraquí; no obstante, incluso el Pentágono entiende que esto es imposible. Para una operación de esta índole, se necesitan no solo soldados estadounidenses, sino también millones de dólares, y aun así esto no garantiza que la situación se resuelva exitosamente. Por eso Washington ha optado por otra estrategia", indicó Bagdasarov.
En tercer lugar, se buscan eliminar a los chiítas. Es por eso que EEUU y sus aliados se metieron en los combates en la frontera entre Irak y Siria porque quieren evitar el control de Irán sobre estos territorios.
El presidente de EEUU, Donald Trump, ha abandonado la política de la 'paciencia estratégica' de Barack Obama respecto a Irán y calificó el acuerdo nuclear con el país como el "peor tratado de la historia". Bagdasarov explicó que este cambio en los sentimientos de la Casa Blanca se debe a la influencia directa de Israel.
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Sin embargo, cualquiera que sea la causa real de los esfuerzos para intensificar la presión sobre Irán es poco probable que estas acciones hagan el régimen proccidental, de hecho, pasará todo lo contrario.
"La intensificación de la presión, las sanciones económicas y las amenazas militares solo se traducirán en el afianzamiento del régimen iraní y un fortalecimiento de la ideología de la 'fortaleza sitiada' y viceversa: rechazar las amenazas políticas, económicas y militares configuraría las condiciones previas para el desarrollo democrático y el progreso dentro del país", concluyó Mariasov.